lunes, 20 de septiembre de 2010

La tipografía al servicio del diseño


En sus orígenes, la tipografía se convirtió en el arte y la técnica del manejo y la selección de tipos para crear trabajos de impresión. Sin dejar parte de su significado inicial, en la actualidad se ha convertido en un elemento principal en el diseño de marcas.


En una composición gráfica o página web cualquiera, los contenidos textuales son los principales responsables de la transmisión del mensaje al espectador final.

En este entorno, la tipografía se convierte en el elemento que intermedia entre el receptor y la información. Los caracteres matizan las palabras y le aportan o refuerzan el sentido. La mala selección de esas formas pueden interferir negativamente en la comunicación. Junto con el color, la tipografía puede alterar por completo el significado que asociamos a un diseño. El texto puede decir una cosa; las letras, otra muy diferente.

Para conseguir una tipografía adecuada a la marca es necesario considerar diferentes aspectos de la misma, entre los que destacan los siguientes: elección de la paleta de fuentes (teniendo en cuenta su legibilidad, sus proporciones, el contraste entre los trazos gruesos y delgados, su inclinación, su forma…), las variantes (el grosor del trazo, el tamaño de la caja, el uso correcto de las negritas y cursivas…), su tamaño y su color (teniendo siempre en cuenta que el contraste favorece la legibilidad).

En definitiva, un elemento más del diseño que puede encumbrar al producto que representa si está bien escogido.


Coca-Cola, el gran ejemplo de tipografía en pos de la marca

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