Continuamente escuchamos y leemos de una forma estrechamente ligada al mundo de la publicidad esas tres palabras que dicen “valor de marca”. Pero, ¿cómo se construye y se da valor a una marca? Detrás de ello hay un concepto mágico: branding.
Aunque la Real Academia de la Lengua española no acepta este anglicismo, el branding es un más que conocido proceso de diseño y creación de marca mediante la administración estratégica del conjunto total de activos vinculados en forma directa o indirecta al nombre o símbolo que identifican a la marca influyendo en el valor de la marca, tanto para el cliente como para la empresa propietaria de la misma. Éste se conforma por cinco elementos imprescindibles como son el naming (creación de nombre o símbolo), la identidad corporativa (manifestación física de la marca), el posicionamiento (percepción y lugar en que un cliente tiene a una marca), lealtad de marca (desarrollo de marca) y arquitectura de la ésta.
Muy importante es, para la creación de una marca, conseguir un transparente, sencillo, innovador y consistente diseño gráfico en cuanto a los elementos visuales. Los más importantes son el símbolo como expresión de la identidad de una compañía a través del grafismo; el logotipo, que conforma la identidad física de la empresa juntamente con el símbolo; el nombre comunicativo o denominación breve por la que es reconocida una empresa; el color que le otorga personalidad física a la identidad visual y la tipografía, que operan como verdaderos elementos de identificación visual.
Una ardua labor que se resumen en una especialización y que es el todo del éxito o el fracaso del posicionamiento de una marca.
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